Fue un duro golpe. Imposible de imaginar. Muchos miedos al conocer casos en residencias. Por ley, Rocamador estuvo cerrado hasta que se autorizó la apertura de los centros de día en junio 2020 y, con muchísima suerte, sin ningún afectado.
Se acabaron los besos de buenos días, los besos de la tarde, los abrazos… Muy difícil de aplicar en nuestro sector con nuestros mayores.
En Rocamador se aplicaron protocolos muy estrictos. Reducción máxima de aforo y limpieza y desinfección profunda y continuada. Todos los profesionales del centro tuvieron formación específica para gestionarlo de la manera más adecuada. Cuarentena en todas las piezas y productos que se usaban en los talleres de fisioterapia y de terapia ocupacional. Separación entre usuarios, limpieza y desinfección de aseos tras cada uso y un largo etcétera. Todas las medidas preventivas y protectoras eran necesarias para luchar contra ese virus y, hoy podemos decir, que lo conseguimos.
Hoy, podemos decir que, en Rocamador, no hemos tenido ningún brote, ni usuarios ingresados. Nuestra mayor satisfacción.
Un gran esfuerzo económico durante tres años, que ha merecido la pena.
La luz natural y la música ambiental nos ayudó a sobrellevarlo.
